Hoy, dos y media de la madrugada, varios estampidos de arma de fuego, seguido de gritos desgarradores provenientes de las adyacencias de la esquina que forman las calles Vieytes y Castelli de la ciudad de Santo Tomé, fueron el indicativo preciso de la tragedia que terminaba de desatarse. Varios vecinos se despertaron y salieron al exterior de sus viviendas para entender lo que estaba pasando. Había muchachos corriendo en distintas direcciones, motociclistas atolondrados escapando de la escena del crimen a cualquier parte, y el ruido inconfundible de cubiertas de autos girando con el acelerador a fondo. Toda una postal.
Los lugareños llamaron a la central de comunicaciones telefónicas 911 y dieron cuenta del suceso, minutos después llegaron al lugar policías de diversas jurisdicciones, y encontraron primero el cuerpo tieso de Abel Martín Vásquez de 25 años, al que el médico policial le encontró un impacto de bala en la cabeza y otro en el tórax. A unos 25 metros del primer cadàver fue hallado el segundo, Cristian Federico Obregòn de 32 años, en este caso el galeno de la repartición constató que tenía 9 puñaladas en distintas partes del cuerpo. A uno de ellos le secuestraron bochitas de cocaína en uno de sus bolsillos.
En la escena del doble crimen fueron secuestradas tres vainas servidas calibre 32 y una ojiva calibre 9 milímetros. Los agentes de la Policía Científica fueron los autores de los peritajes de rigor: huellas y rastros, planimétrico, fotografía y balístico. La novedad sobre el doble crimen le fue comunicada al juez penal Nicolás Falkembert, que ordenó el traslado de los cadáveres a la morgue judicial santafesina para la realización de la necropsia.
Los agentes de la división Homicidios de la UR I, La Capital, de la policía santafesina, que trabajan en el esclarecimiento del doble crimen, cuenta con el testimonio de los vecinos del barrio, hasta de alguno de ellos que regresaba de su trabajo y se convirtió en involuntario testigo de semejante faena criminal. Que además esta no fue la obra de una sola persona, dos calibres de arma de fuego distinto, hay que recordar que se incautaron tres vainas servidas calibre 32 y una ojiva calibre 9 milímetros, seguramente usadas en el crimen de Vásquez, pero hay que recordar que a Obregón lo asesinaron con al menos un arma blanca, si es que el homicidio no se consumó entre varios y con armas blancas. Como siempre el informe con la última palabra sobre ese resultado, está en manos de los médicos forenses responsables de la necropsia.
No hay detenidos relacionados con el doble crimen. Si se sabe con certeza que Obregón estuvo trabajando en el club náutico de Santo Tomé hasta las seis de la tarde, y que contaba con un prontuario policial con abundantes antecedentes. Sobre la historia de las últimas de horas de Vásquez, los pesquisas avanzaron significativamente.
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