¿Violencia escolar o violencia social en las escuelas?
A diario los medios de comunicación detallan con extremado lujo de detalles, y hasta el hartazgo, hechos de violencia, vandalismo o delitos lisa y llanamente, realizados por menores.
A diario los medios de comunicación detallan con extremado lujo de detalles, y hasta el hartazgo, hechos de violencia, vandalismo o delitos lisa y llanamente, realizados por menores.
Los hechos tienen por protagonistas a menores que se agreden entre sí o entre estos y adultos. Así mismo no se deja de hacer notar la facilidad con que acceden a las armas (tanto cortantes como de fuego), el ámbito en que se producen estos hechos, que van desde los ámbitos escolares, las calles o los lugares de esparcimientos.
Los educadores a diario reclaman, haciendo catarsis ya que parece no haber solución para ello, por esta situación y su consiguiente situación de inseguridad y de cada vez más precariedad laboral.
Esto se trasunta en la imposibilidad de enfrentar los conflictos que se plantean en los ámbitos escolares: alumnos y/o padres que agreden a los docentes, tan sólo por haber puesto una mala nota.
Violencia escolar y violencia en las escuelas
En definitiva, la violencia social entra en las escuelas instalándose definitivamente en dicho ámbito. Este es el padecimiento actual de las escuelas. La violencia social (la violencia callejera, dentro del seno familiar, los abusos sexuales, la portación de armas como instrumento para “trabajar” o como demostración de status) irrumpe dentro de las instituciones educativas replicándose. Tal es así que por ello se debe denominar a esta violencia como “violencia en las escuelas” y no violencia escolar.
A esto debe adicionarse la violencia propia del SISTEMA EDUCATIVO, como por ejemplo los docentes autoritarios que utiliza la calificación para generar coerción en la conducta de sus alumnos, o el intento de un directivo de sumariar a su equipo docente para se encolumne en su persona.
Esta violencia siempre existió, pero cuál es la diferencia con años pasados. La respuesta surge palmaria: lo que antes no existía era una familia estallada o fragmentada, ni una sociedad convulsionada y una sensación total de falta de perspectivas, una cultura del trabajo ni de la educación como forma de progreso material y espiritual.
En este contexto social perverso, con poca o nula contención social genera un micro clima escolar que es fiel reproducción de la sociedad.
Papel de los medios masivos de comunicación
Por otro lado los medios de comunicación cumplen una doble tarea. Por un lado informan, algo que el estado nacional no hace desde 2007. Desde dicha fecha no hay estadísticas de la delincuencia en el país. Informa, digo, pero también construyen un relato sensacionalista y superficial sobre los hechos de violencia dentro de las escuelas.
Los medios de comunicación masiva juegan un rol importante en el modo en que se transmite y qué se transmite, es decir, qué posición toma en la sociedad. Lo hacen desde una postura sensacionalista en la que se criminaliza a los jóvenes escolares emparentando estos hechos violentos que suceden dentro del ámbito educativo con un delito cualquiera.
De inmediato se desempolvan viejas ideas de retorno a pretéritas edades pre-democráticas, la reinstauración del servicio militar obligatorio, la baja de la edad de imputabilidad, etc.
Así los medios de comunicación pierden la posibilidad de transformarse en actores que permitan ser generadores de información veraz.
El rol de los adultos
Los actores implicados en el sistema educativo no están capacitados para enfrentar estos nuevos formatos de violencia.
Por ende, por un lado, se debe trabajar desde el ámbito educativo capacitando a los educadores para que adquieran nuevas herramientas de resolución de conflictos y de comprensión de la nueva realidad social que les permita reflexionar sobre el origen de los conflictos y la violencia que se sucede dentro de la escuela.
Así se establecerían estrategias de intervención eficaces basadas en nuevas formas de abordaje en los ámbitos educativos para lograr una mejor convivencia dentro de las aulas.
Por el otro se deben generar núcleos familiares para generar nuevamente valores positivos y ejes vinculados con la familia que se han ido perdiendo, a saber: ejercicio de la autoridad, la puesta de límites, la transmisión de valores y el valor de la palabra del adulto como generador de experiencias positivas. (Dr. Gaston Caglia).
No hay comentarios:
Publicar un comentario